Falta cada vez menos para tener con nosotros el segundo volumen de Bloodlines, el spin-off de la reconocida serie Vampire Academy donde vamos a encontrar el final feliz de nuestro amado Adrian Ivashkov. Ya tenemos los dos primeros capitulos en español gracias A LA PAGINA EN ESPAÑOL DE VAMPIRE ACADEMY, espero se unan y sigamos compartiendo sobre nuestros personajes favoritos.
The Golden Lily
Fecha de publicación:
Sydney es una alquimista, una de un grupo de humanos que se meten en la magia y sirven como puente entre los mundos de los humanos y los vampiros. Ellos protegen los secretos de los vampiros y vidas humanas.
A Sydney le encantaría ir a la universidad, pero en su lugar, ella ha sido enviado a la clandestinidad en un internado de lujo en Palm Springs, California, con la tarea de proteger a la princesa Moroi, Jill Dragomi, de asesinos que quieren tirar a la corte Moroi en una guerra civil. Anteriormente en desgracia, Sydney es ahora elogiada por su lealtad y obediencia, y es presentada como modelo de un buen ejemplo de alquimista.
Pero cuanto más se acerca a Jill, Eddie, y especialmente a Adrian, es cuanto más se cuestiona sus antiguas creencias Alchemist, su idea de la familia y el sentido de lo que significa pertenecer de verdad. Su mundo se complica aún más cuando los experimentos mágicos le muestran a Sydney lo que puede ser la clave para evitar convertirse en Strigoi, los más feroces vampiros, los que no mueren. Pero es el miedo de ser sólo eso, especial, mágico, poderoso, lo que la asusta más que a nada. Igualmente desalentador es su nuevo romance con Brayden, un chico guapo, inteligente, que parece ser su ideal en todos los sentidos. Sin embargo, tan perfecto como él parece, Sydney se encuentra atraída hacia otra persona, alguien prohibido para ella.
Cuando un sorprendente secreto amenaza con destruir el mundo de los vampiros, la lealtad de Sydney de repente se pone a prueba más que nunca. Ella se pregunta cómo se supone que debe lograr un equilibrio entre los principios y dogmas que le han enseñado, y lo que sus instintos están diciéndole ahora.
¿Debería de confiar en los Alquimistas o en su corazón?
CAPITULO 1
LA MAYORÍA DE PERSONAS ENCONTRARÍAN ser llevados a un terreno subterráneo, en una noche tormentosa, espantoso. Yo no.
Las cosas que podía explicar con datos no me asustaban. Era por eso que mantenía silencio recitando hechos a mi misma mientras descendía más y más debajo del nivel de las calles. El terreno era una reliquia de la Guerra Fría, construído como protección en tiempos en que las personas pensaban que los misiles nucleares estaban en cada esquina. En la superficie, el edificio albergaba un almacén de tienda de artículos de óptica. Eso era el frente. Nada aterrador. ¿Y la tormenta? Era un simple choque de fenómenos atmosférico natural. Y, en realidad, si te vas a preocupar de salir herido en una tormenta, entonces ir a un subterráneo era muy inteligente.
Asi que, no. Este viaje, aparentemente siniestro, no me asustaba en lo más mínimo. Todo estaba construído en hechos razonables y lógicos. Podía lidiar con aquello. Era el resto de mi trabajo donde se encontraba el problema.
Y, en realidad, quizás eso era el por qué los viajes a tormentosos subterráneos no me perturbaban. Cuando pasas el tiempo de tus días viviendo entre vampiros y mitad-vampiros, transportarlos para que consiguiesen sangre, y proteger en secreto su existentencia del resto del mundo..., bueno, esto te daba algo de perspectiva única sobre la vida. Había sido testigo de batallas sangrientas de vampiros y visto hazañas mágicas que desafiaban cada regla de la física que yo conocía. Mi vida era una constante lucha como para contener mi miedo de lo inexplicable y tratar desesperadamente de encontrar un camino para explicarlo.
"Mira por donde vas", mi guía me dijo mientras bajábamos por otra trayectoria de escaleras de concreto. Todo lo que había visto hasta ahora era concreto. Paredes, suelo y techo. La superficie gris y áspera absorbía la luz fluorescente que intentaba iluminar nuestro camino. Era deprimente y frio, inquietante en su quietud. El guía parecía adivinar mis pensamientos. "Hicimos modificaciones y expansiones desde que esto fue originalmente construído. Lo verás una vez que alcancemos la sección principal".
Efectivamente. Las escaleras finalmente dieron paso a un corredor con varias puertas cerradas que recubrían los lados. La decoración era todavía de concreto, pero todas las puertas eran modernas, con cerrojos electrónicos mostrando luces de color rojo y verde. Él me llevó al segundo piso de la derecha, una con una luz verde, y me encontré a misma entrando una sala perfectamente normal, como cualquier habitación de descanso que encontrabas en cualquiera oficina moderna. Una alfombra verde cubría el suelo, como en un intento de convertirlo en hierba, y las paredes eran de un color oscuro que daban ilusión a algo cálido. Un sofa grande y dos sillas se encontraban en el lado opuesto de la habitación, junto con una mesa llena de revistas. Lo mejor de todo era que la habitación tenía un mostrador con un fregadero y una máquina de cafe.
"Siéntete como en casa," me dijo mi guía. Suponía que él tenía casi mi edad, dieciocho, pero sus intentos irregulares en hacerce crecer una barba lo hacían más joven. "Ellos vendrán a por ti en un rato."
Mis ojos nunca habían dejado de mirar a la máquina de cafe. "¿Puedo hacer un poco de cafe?
"Claro," dijo él. "Lo que quieras."
Él se fue, y practimante corrí hacia el mostrador. El cafe era premolido y parecía como si hubiera estado aquí desde la Guerra Fría. Mientras fuera cafeína, no me importaba. Mis ojos se habían puesto rojos por el viaje desde California, e incluso con una parte del día para recuperarme, todavía me sentía con sueño y con cara de sueño. Puse la cafetera en marcha y paseé por la habitación. Las revistas estaban puestas en montones de pilas al azar, asi que las coloqué en una pila ordenada. No podía soportar el desorden.
Me senté en el sofa y esperé por el cafe, preguntándome una vez más sobre de que iba esta reunión. Había pasado una buena parte de la tarde aquí en Virginia reportando a un par de funcionarios Alquimistas acerca del estado de mi asignación actual. Estaba viviendo en Palm Springs, pretendiendo ser una estudiante de último año en una escuela privada para proteger a Jill Mastrano Dragomir, una princesa-vampiro obligada a esconderse. Mantenerla con vida significaba mantener a su gente fuera de una guerra civil, algo que alertaría a los humanos del mundo supernatural que asechaba debajo de la superficie de la vida moderna. Era una misión vital para los Alquimistas, asi que no estaba completamente sorprendida que ellos quisieran noticias. Lo que me sorprendió fue que ellos no lo quisieran tenerlas por el teléfono. No podía descifrar la otra razón por la que podrían haberme traído hasta esta falicidad.
La cafetera acabó. Solo lo había puesto para tres tazas de cafe, lo cual probablemente sería suficiente para que me ayudase a pasar la noche. Acababa de llenar mi taza cuando la puerta se abrió. Un hombre entró, y estuve a punto de hacer caer el cafe.
"Señor Darnell," dije, poniendo el bote denuevo en la hornilla. Mis manos temblaron. "Es—es bueno verle denuevo, señor."
"A ti también, Sydney," dijo él, forzando una sonrisa rígida. "Tú ciertamente has crecido."
"Gracias, señor," dije, insegura de que haya sido un cumplido. Tom Darnell era de la edad de mi padre y tenía el pelo de color marrón combinado con gris. Habían más líneas en su rostro desde la última vez que lo ví, y sus ojos azules tenían una mirada inquieta que usualmente no solía asociar con él. Tom Darnell era un funcionario de alto rango entre los Alquimistas y había ganado su posición a través de decisión decisiva y una ética de trabajo fuerte. Él siempre parecía tan inalcansable cuando yo era más joven, ferozmente confidente e impresionante. Ahora, él parecía tenerme miedo, lo que no tenía sentido. ¿No estaba enfadado? Después de todo, yo era la responsable de que su hijo haya sido arrestado y encerrado por los Alquimistas.
"Aprecio que hayas venido hasta aquí," él agregó una vez que unos momentos incómodos pasaron. "Se que es un viaje largo de ida y vuelta, especialmente en un fin de semana."
"No es ningun problema, señor," dije, esperando a que sonara confidente. "Estoy feliz de ayudar con... lo que sea que necesite." Aún me preguntaba lo que exactamente eso podría ser. Él me estudió por unos segundos y dió una inclinación de cabeza.
"Eres muy dedicada," dijo él. "Igual que tu padre." No di ninguna respuesta. Sabía que ese comentario había sido sido un cumplido, pero en realidad no lo había tomado de esa manera.Tom se aclaró la garganta.
"Bueno, entonces. Saquemos esto del camino. No quiero molestarte más de lo que es necesario." Denuevo, me puse nerviosa, de una manera diferente. ¿Por qué estaría tan preocupado de mis sentimientos? Después de lo que le hice a su hijo, Keith, hubiera esperado enfado y acusaciones. Tom abrió la puerta para mi y me indicó que avanzara.
"¿Puedo traer mi cafe, señor?"
"Por supuesto." ÉL me llevó denuevo al pasadillo de concreto, hacia las puertas cerradas. Apreté mi cafe como una manta de seguridad, más asustada de lo que había estado cuando entré a este lugar. Tom se detuvo en una de las puertas, en frente de una con una luz roja, pero dudó antes de abrirla.
"Quiero que sepas... que lo que hiciste fue increiblemente valiente," dijo él, sin mirarme a los ojos. "Se que tú y Keith fueron - son- amigos, y no pudo haber sido fácil entregarlo. Eso demuestra cuan comprometida estás con tu trabajo, algo que no siempre es fácil cuando sentimientos personales están involucrados." Keith y yo nunca habíamos sido amigos, pero supuse que podía entender el error de Tom. Keith había vivido con mi familia por un verano, y después, él y yo habíamos trabajado en Palm Springs. Entregarlo por sus crímenes para nada me había resultado difícil. De hecho, lo había disfrutado. Aunque mirando la mirada afectada de Tom en su rostro, sabia de que no podía decir algo como eso.Tragué saliva.
"Bueno. Nuestro trabajo es importante, señor." Él me dió una sonrisa triste. "Si. Ciertamente lo es." La puerta tenía un teclado de seguridad. Tom apretó una serie cerca de diez dígitos, y la cerradura se abrió. Él empujó para abrir la puerta y lo seguí para adentro. La cruda habitación estaba apenas alumbrada y tenía a tres personas dentro, por lo que inicialmente no reconocí lo demás que la habitación contenía. Sabía inmediatamente que los otros eran Alquimistas. No había otra razón por la que habrían estado en este lugar. Y, por supuesto, ellos poseían las señales indicadoras que los hubieran identificado en una calle ocupada. Ropa de negocios de inclasificable colores. Un tatoo de lirio dorado brillaban en us mejillas izquierda. Era parte del uniforme que todos compartíamos. Eramos una armada secreta, asechando en las sombras de nuestros amigos humanos. Tres de ellos estaban sosteniendo un portapapeles y mirando una de las paredes. Fue alli cuando noté el propósito de esta habitación. Una ventana en la pared daba paso a otra habitación, una con mucha más luz en esta.Y Keith Darnell estaba en esa habitación. Él se lanzó al cristal separándonos y empezó a golpear sobre este. Mi corazón comenzó a latir fuerte, y tome unos cuantos pasos hacia atrás segura de que él vendría por mi. Me tomó un momento darme cuenta que él en realidad no me veía. Me relajé un poco. Solo un poco. La ventana era un espejo unidireccional. Él presionó sus manos en el cristal, mirando freneticamente hacia adelante y hacia atrás a los rostros que sabía que estaban allí pero no podía ver.
"Por favor, por favor," lloró. "Déjenme salir. Por favor déjenme salir de aquí."
Keith parecía un poco desaseado desde la última vez que lo ví. Su cabello estaba desordenado y parecía como si no hubiera sido cortado en el mes que estuvimos separados. Vestía un simple conjunto gris, del tipo que veías en los prisioneros o pacientes mentales, eso me recordó a la pared de concreto en el pasillo. Lo más notable de todo fue la mirada desesperada y asustada en sus ojos, o mejor dicho, de su ojo. Keith había perdido uno de sus ojos en un ataque de vampiro que yo secretamente ayudé a planear. Ninguno de los Alquimistas sabía sobre esto, asi como ninguno de ellos sabían como Keith había violado a mi hermana mayor, Carly. Dudé que Tom Darnell me hubiera alabado por mi 'dedicación' si sabía acerca de mi venganza. Viendo el estado en el que Keith estaba ahora, sentí un poco de pena por él, y especialmente mal por Tom, de quien el rostro estaba lleno de puro dolor. Aún asi no me sentía mal por lo que le había echo a Keith. No el arresto, ni el ojo. Puesto asi de simple, Keith Darnell era una persona mala.
"Estoy seguro que reconoces a Keith," dijo uno de las Alquimistas con el portapapeles. Su cabello gris estaba amarrado en un apretado y ordenado moño.
"Si, señora," dije.
Fui salvada de cualquier otra respuesta cuando Keith golpeó el cristal con una nueva furia. "¡Por favor! ¡Hablo en serio! Lo que sea que quieran. Haré lo que sea. Diré lo que sea. Creeré en cualquier cosa. Solo, por favor, ¡no me envien denuevo alla!"
Ambos Tom y yo retrocedimos, pero los otros Alquimistas observaban con desprendimiento clínico y apuntaban unas notas en sus portapapeles. La mujer del moño levantó la vista hacia mi como si no hubiera habido ninguna interrupción. "El joven señor Darnell ha estado pasando un tiempo en uno de nuestros centros de re-educación. Una desafortunada, pero necesaria acción. Su tráfico de productos ilícitos fue ciertamente indebido, pero su colaboración con vampiros es imperdonable. Aunque élaclama que no tiene ningun lazo con ellos... bueno, nosotros no podemos estar del todo seguros. Incluso si está diciendo la verdad, también cabe la posibilidad que sus transgresiones puedan expanderse en algo más, no en solo una colaboración con los Moroi, comó también con los Strigoi. Haciendo lo que hemos estado haciendo lo mantiene de esa pendiente resbaladiza."
"Es en realidad por su propio bien," dijo el tercer Alquimista con portapapeles. "Le estamos haciendo un favor."
Un sentimiento de horror se extendió a través de mi. Toda la existencia de los Alquimistas se reducía a cubrir el secreto de la existencia de los vampiros a los humanos. Creíamos que los vampiros eran criaturas no naturales quienes no tenían nada que ver con los humanos como nosotros. Lo que era una preocupación particular eran los Strigoi —malos, vampiros asesinos—quienes llevaban a los humanos a la servidumbre con promesas de inmortalidad. Incluso los pacíficos Moroi y sus contrapartes, mitad humanos, los dhampirs, eran recibidos con sospechas. Nosotros trabajamos con esos dos últimos grupos muchas veces, y aunque habíamos sido enseñados a tratarlos con odio, era un hecho inevitable que algunos Alquimistas no solo se hicieran cercanos a los Moroi y los dhampirs... sino que también empezaran a gustarles.
La parte loca era que—a pesar de su crimen por vender sangre de vampiro—Keith era una de las últimas personas en quien pensaría cuando se trataba de ser amistosos con los vampiros. El había hecho su aversión perfectamente obvia en una cantidad de veces. En verdad, si alguien se merecía ser acusado de tener algun lazo con los vampiros...
...bueno, esa sería yo.
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Traducción por @VampireAcademy
3 comentarios :
¡Que emocionante! Gracias por subirlos, los iré a leer de inmediato :D
cuídate,xo.
Genial. Amo estos libros muchas gracias por subirlo, ya no aguanto mas necesito leerlo todo jajajjaa grax por traducirlo ;)
¿donde se va a traducir el libro? por que purple rose tradujo el ultimo pero no veo nada alli... aaaaaaaaaaaa
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