5 de septiembre de 2011

Primer capítulo de "The Guardian"


“Todos los hombres mientras están despiertos están en el mismo mundo. Pero cada uno de ellos, cuando está dormido, está en un mundo propio.”
Plutarco.


El infierno tenía muchos significados. Cada uno de ellos tan único como la persona que lo define. Para una persona, la idea de estar atrapado por toda la eternidad en un video de Michael Bolton era el epítome del horror. Para otra persona, era estar atrapada en un ascensor con alguien que habla muy fuerte por el celular y no poder asesinar a esa persona.
Para Lydia, el infierno era la oscuridad que la rodeaba que hacía eco con los gritos de los condenados siendo torturados. No era sólo sus miserias o sus súplicas de piedad a quienes no les importaba lo que lo hacía tan malo, era los recuerdos que esos gritos conjuraban. El terror de algo en lo que no quería volver a pensar nuevamente. Enterrados hace mucho tiempo esos recuerdos de una noche en particular y las heridas sangrantes que exponían todavía podían ponerla de rodillas.

No pienses en eso.
Pero cómo no pensar? Esa noche había sido la última noche que tuvo una familia que la amó. Entonces, como ahora, sólo había podido ver la oscuridad opresiva que le hacía doler los ojos. La oscuridad la había aprisionado tan fuerte que pensaba que estaba ciega y muda. Y cuando finalmente pudo librarse de ella, todo lo que encontró fue sangre y terror 
Ya no eres una niña.
No, ella era un chacal. Más que eso, una guerrera bien entrenada con mil años de arduos entrenamientos de combate. No había un alma en Azmodea que pudiera lastimarla. 
Te olvidaste de Noir.
Bueno, solo una. 
Y Azura?
Okay, dos… Tuvo experiencias peores, más veces de las que podía contar.
Si, pero no tenían los poderes de un Dios Primario.
Conciencia? Estás tratando de volverme una cobarde?
Estoy tratando de inculcarte sentido común. No hemos sobrevivido durante tanto tiempo siendo estúpidas, no con toda la gente que quiere matarnos.
Y por qué? Por un amigo? Qué clase de idiota eres?
Aparentemente una fuente constante de estupidez. Si fuera cualquier otra persona excepto Solin atrapado aquí, ella jamás habría aceptado hacer esto.
Pero ella le debía tanto. Él la había aceptado cuando nadie más lo hubiera hecho. Él la había entrenado y había permanecido junto a ella. Le había enseñado cómo sobrevivir y cómo pelear. Sin él, ella podría estar muerta ahora.
Inclusive Solin te diría que eres una estúpida por hacer esto.
Sí, lo haría.
La bondad es una fruta podrida que envenena a cualquiera que la toque. Tirársela a tus enemigos y deja que los arruine a ellos. Cuantas veces se lo había oído decir?
Aún así, a pesar del odio que llevaba y vociferaba, la crió como una hija querida. Nunca, ni una sola vez él había sido avaro con su amor, paciencia o bondad.
La personalidad humana es definida por sus inconsistencias.

Otra de las frases favoritas de Solin.
Es lo que nos hace únicos e irrepetibles.
El sonido de su voz en su cabeza era suficiente para hacerla sonreir a pesar del peligro en el que se encontraba.
Tengo que encontrarlo.
Él vendría por ella si ella lo necesitara.
Lydia se congeló mientras su oído privilegiado detectó un leve sonido a su izquierda. Sus fosas nasales se ensancharon mientras registraron un nuevo aroma.
Demonio masculino.
Cerca.
No respires, no respires…
No porque ella no quería ser detectada. Pero porque el mal olor sería terrible para un humano. Para un were hunter híbrido era más que doloroso. Ella se tapó la nariz para bloquearlo con antelación. Aún así podía olerlo.
Se bañaban en una laguna de mierda? Qué hacía que tantos demonios tuvieran un olor tan nauseabundo?
“Mmm…qué tenemos aquí? No me di cuenta que había llegado el delivery. Es muy dulce de tu parte…” sus palabras se detuvieron cuando ella lo agarró de la garganta.
Morir por mi. Ella terminó su oración en su cabeza. Pero cuando se movió para clavarle un cuchillo, él se destelló fuera de su alcance.
Mierda!
Lydia se dio vuelta en la oscuridad, tratando de dares cuenta dónde estaba parada. Ya no podía olerlo o escucharlo
Un grito agudo ahogó los llantos de los demás. Ella se puso las manos sobre los oídos.
Justo lo que necesitaba. Tímpanos sangrantes. Entonces el grito se hizo todavía más fuerte.
Estaba acercándose.
Algo duro le pegó en la espalda, tumbándola.
Aunque la estaba matando, ella bajó la mano para sacar la otra daga. Aquí demonio…ven a probar el acero.
Algo que se deslizaba se movió a su derecha. Ella intento alcanzarlo, dando cuchilladas al aire esperando alcanzar al enemigo que estaba ahí.
En vez de hacerlo sangrar, ella derramó su propia sangre al chocarse con una puerta. Hijo de…susurró en medio del dolor que explotaba en su cabeza. Sangre cayó de su nariz. Ella pateó la puerta de la bronca.
Para su sorpresa, se abrió, haciendo rechinar las bisagras. La luz se derramó en el pequeño espacio, cegándola temporalmente. Ella parpadeó hasta que sus ojos se ajustaron, luego frunció el ceño al ver algunos de los tubos fluorescentes que iluminaban el lugar. Qué extraño. Le recordaba a una pulsera luminosa, pero este líquido era más espeso y de un color azul brillante.
Ahora que podía ver con claridad parecía que las paredes sangraban. Ella frunció la boca del asco. Qué era eso?
Apuesto a que es lo que apesta.
Nah, solamente el olor a pie sucio de demonio podía ser tan asqueroso. Y hablando de demonios, el demonio con el que estaba peleando parecía haber desaparecido.
Dónde estás?
Dónde estaría Solin? Ella había tratado en varias ocasiones de usar su telepatía para contactarlos, pero lo que sea que estuviera aprisionándolo de alguna forma había bloqueado esa habilidad. Ella ni siquiera podía alcanzarlo a través de los sueños. Lo cual, dados los poderes de ambos, no debería haber sido un problema 
Ella odiaba sentirse completamente sola. Le recordaba esas semanas en su niñez cuando no tenía a nadie.
Siempre estamos solos. Podes estar en una habitación llena de personas y aún así sentir la soledad. Personalmente, creo que es peor cuando tenés gente alrededor. Otra de las cosas en las que Solin siempre insistía.
Ella dio vuelta una esquina y se quedó petrificada. El demonio oloroso había vuelto. Y había traído amigos con él…
Muchos amigos. Quizás dos o tres docenas. Y cuando la vieron, sus ojos se encendieron e irradiaron un color todavía más intenso que el de los tubos. Era como si se estuvieran salivando.
Corre!
Ella no era una cobarde, pero solamente un tonto se enfrentaría a tantos demonios solo. Y ella no era ninguna tonta. Después de lanzarle su daga al más alto de todos, se dio vuelta y corrió en dirección opuesta. Solo esperaba que el cuchillo hubiera dado en el blando. Pero no iba a quedarse a esperar para averiguarlo.
Primera regla en una persecución. Nunca mires hacia atrás.
En vez de eso, ella bajó la cabeza y siguió corriendo. Ella dobló en una esquina y se metió en otro pasillo. Aquí la luz no era tan brillante, pero era lo suficiente como para ver donde estaban las paredes y las puertas.
Desafortunadamente, no le dejaba ver el piso. O la cosa con la que se tropezó.
Por un momento, ella voló por el aire hasta que cayó de cara al piso. Agua podrida le salpicó la cara mientras el dolor le hacía latir la rodilla, el estómago y la mejilla.
Ella hizo un esfuerzo para levantarse y secarse el agua podrida y la sangre. Aunque dolía, se forzó a seguir corriendo.
Andate. 
Ella podía huir y volver más tarde para buscarlo. Al menos eso fue lo que pensó hasta que escuchó algo familiar detrás de la puerta a su izquierda.
“La concha de tu madre, vos y tu pequeña perra.”
Solin. Ella reconocería ese tono irónico y ese acento griego en cualquier parte. Sonriendo a pesar del dolor, ella abrió la puerta, lista para pelear.
Para lo que no estaba lista era para el gigante….no sé qué cosa era que estaba tratando de comérselo. Una masa de piel verde oscura con marcas rojas, el demonio se dio vuelta hacia ella.
Y este si se relamió mientras sus ojos amarillos la paralizaron con una mirada sagaz que le revolvió el estómago.
Ni en tus sueños idiota.
“Lydia?” Solin preguntó sin poder creerlo. Le habían pegado tanto que si no fuera por su voz, ella jamás habría podido identificarlo. “Nena, que estás haciendo? Salí de acá mientras puedas.”
No me voy sin vos. Le proyectó. “Te eduqué mejor que esto. Aplica la primera regla para sobrevivir.”
Salvate tú antes de salvar a alguien más. Ella lo sabía bien. Pero alguien que seguía esa regla no podía decirle al rescatista que se fuera antes de salvarlo.
Típico de Solin.
Alzando su cuchillo, ella se acercó al demonio. Él se movió mucho más rápido que lo que algo de semejante tamaño debería poder moverse. Con un giro impresionante, él esquivó su ataque completamente y la agarró desde atrás.
Ella trató de liberarse de su agarre. Era como ahogarse en gelatina pegajosa.
Él se rio ante sus intentos fallidos. Como si no fuera lo suficientemente malo, le lamió la mejilla. “Qué bocado más apetitoso que eres.”
Ella se encogió del asco. Por todos los dioses, ninguno de ustedes escuchó hablar de las pastillas de menta" 
Mentos podría fabricar pastillas acá abajo.
Ella le pegó un cabezazo cuando llevó a cabeza hacia atrás y al menos esta vez lo hizo gemir del dolor.
“Vas a pagar por eso.” Él la levantó en el aire y la tiró contra el piso.
Lydia se puso de pie, e hizo una mueca de dolor al tremendo dolor que se esparcía por su cuerpo.
“No hagas esto, Dee. No lo hagas.”
Ella ignoró a Solin, mientras con el demonio hacían círculos alrededor del otro. Justo cuando se preparó para atacarlo, el demonio se desvaneció ante sus ojos. Ella se dio vuelta para buscarlo, pero antes de que pudiera respirar, el apareció detrás de ella y la pateó contra la pared.
Más agonía recorrió su cuerpo, disminuyendo su visión. El demonio la atrapó.
“Todo se terminó para vos, gatita.” El intensifico su apriete, exprimiendo lo último del aire en sus pulmones.
Sus oídos comenzaron a zumbar.
Justo cuando estaba segura que él la mataría, escuchó un grito fuerte que resonó en las paredes. “Suéltala. Ahora.”
Definitivamente no era Solin. Esa voz grave era única.
El demonio la dejó ir y dio un paso hacia atrás.
Tosiendo, ella se dio vuelta, poniendo su espalda contra la pared para enfrentar a esta nueva criatura. Ella se secó la transpiración de sus ojos y se enfocó en la puerta.
No lo puedo creer…No hay más nada que pueda hacer.


Fuente: Rito de Sangre

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