3 de marzo de 2012

Segundo y tercer Capitulo de Lover Reborn

Hola gracias a Dhagger y Nei aquí están  el 2 y el 3 de Lover Reborn ☺ ¿Qué más le podemos pedir a la vida?
 De hecho yo si sé qué, pedimos por favor que cuando subas esta información a tu blog compartas de donde la sacaste, como las traducciones que fueron realizadas en:
http://ladaganegra-ward.blogspot.com/
  No te costará nada además que este blog siempre nos tiene informados sobre la saga. No es tan dificil y es algo que nos va a beneficiar a todos ☺

Ahora si, si no has leido el primer capitulo ¿Qué esperas?
 
DOS


—Tómate algo de tiempo libre… relájate… disfruta…

Mientras Xhex le mascullaba a un corrillo de muebles antiguos, salía de la habitación y entraba en el baño. Y volvía a la habitación. Y… de nuevo a mármol-landia.

En el baño, que ahora compartía con John, se paró frente al profundo jacuzzi. Junto a los grifos de latón había una bandeja plateada con todo tipo de lociones, pociones y toda-esa-mierda-femenina. Y eso no era ni la mitad del asunto. ¿Justo junto a los lavamanos? Otra bandeja, ésta llena de perfumes Chanel: Cristalle, Coco, No. 5, Coco Mademoiselle. También había una fina canasta de mimbre con cepillos, algunos con cedras cortas, otros puntiagudas o mierda de metal. ¿Y en los armarios? Había esmaltes de uñas OPI en suficientes variaciones de rosa de mierda como para provocarle una hemorragia nasal a Barbie. Así como quince marcas diferentes de mousse, gel y espray para el pelo.

¿En serio?

Y mejor no empezaba con todo ese maquillaje.

¿Quién demonios pensaban que se había mudado? ¿Una de esas gilipollas tipo Kardashian?

Y sobre eso… Cristo, no podía creer que ahora conociera a Kim, Kourtney, Khloe, Kris; el hermano, Rob; el padrastro, Bruce; las hermanas pequeñas Kendall y Kylie; y los esposos y novios varios, y ese crío Mason…

Encontrando sus propios ojos en el espejo, pensó: Bueno, no era todo esto interesante. ¡Se las había arreglado para volarse sus propios sesos con la E! Televisión de Entretenimiento.

Desde luego era menos sucio que decapitarse y los resultados eran los mismos.

—Esa mierda debería venir con una etiqueta de advertencia.

Mientras miraba fijamente su reflejo, reconoció el pelo negro rapado, la piel pálida y el cuerpo duro. Las uñas cortas. La ausencia absoluta maquillaje, incluso llevaba puesta su propia rosa, la camiseta negra pegada y pantalones de cuero, un uniforme que se había puesto cada noche durante años.

Bueno, a excepción de unas tardes atrás. Entonces había llevado puesto algo totalmente diferente.

Puede que ese vestido fuera la razón por la que todas estas cosas habían aparecido de la nada justo después de la ceremonia de emparejamiento. Friz y los doggen debían haber asumido que había pasado página. Eso, o todo esto tan solo era parte del bagaje estándar de la shellan recién emparejada.

Dándose la vuelta, se llevó las manos a la base de la garganta hacía el gran diamante cuadrado que John le había comprado. Engarzado en robusto platino, era la única joya que podía imaginarse llevando alguna vez: duro, sólido, capaz de aguantar una buena pelea sin despegarse de su cuerpo.

En este nuevo mundo de Paul Mitchell, Bed Head y la mierda apestosa de Coco, John aún sabía cómo era ella. ¿Por lo que se refería al resto de ellos? ¿Podías decir “educación”? No era la primera vez que tenía que hacer de profesora de un puñado de machos que pensaban que porque tenías pecho pertenecías a una jaula dorada. ¿Y si alguien intentaba convertirla en una pava de la glymera? Simplemente serraría los barrotes dorados, pondría una bomba en la base y luego colgaría los restos de una de las arañas del vestíbulo.

Dirigiéndose a la habitación, abrió el armario y sacó el vestido rojo que había llevado en la ceremonia. El único vestido que se había puesto en su vida… y tenía que admitir que había disfrutado de la manera en que John se lo había quitado con los dientes. Y sí, claro, las noches holgazaneando había estado bien… el primer descanso que había tenido jamás. Todo lo que habían hecho había sido tener sexo, alimentarse el uno del otro, comer comida deliciosa y repetirlo todo con algunos momentos de sueño.

Pero ahora John había vuelto al campo de batalla… mientras que ella no volvería hasta mañana por la noche.

Solo eran 24 horas, un retraso, no un punto muerto.

¿Entonces qué demonios era el problema?

A lo mejor toda la mierda femenina estaba gatillando a su zorra interior sin ninguna razón de peso. No estaba acorralada, nadie la estaba obligando a cambiar, y todo el rollo del vestido había sido su puñetera culpa. ¿En lo que se refería al asunto de la belleza? Los doggen solo estaban intentando ser amables, en la única manera que conocían.

No es que hubiera muchas hembras como ella. Y no lo decía sólo por ser medio sympahth

Frunciendo el ceño, giró la cabeza.

Dejando que el satín cayera de sus manos, captó el mapa emocional que se encontraba fuera en el pasillo. 

Con sus sentidos sympahth, la estructura de dolor, pérdida y vergüenza era tan real como cualquier edificio cerca del que pudieras pasar, mirar o caminar. Desafortunadamente, en este caso, no había manera de reparar el daño de sus cimientos, o el agujero en el techo, o el hecho de que el sistema eléctrico ya no funcionaba. Incluso aunque experimentaba las emociones de las personas como si fueran una casa privada, no había trabajadores subcontratados que vinieran a reparar lo que estaba mal. Los dueños tenían que hacer sus propias mejoras sobre lo que estaba roto, nadie más podía hacerlo por ellos.

Mientras salía hacia el vestíbulo de las estatuas, Xhex sintió un temblor recorrer su propia casita. Pero bueno, la figura de la túnica que cojeaba frente a ella era su madre.

Dios, aún se sentía rara al decir eso, incluso si solo era en su cabeza… y no se aplicaba en tantos niveles, ¿no?

Se aclaró la garganta.

—Buenas noche… ah…

Soltar un mahmen, mamá o mami no sonaba bien. No'One, el nombre que se había dado la hembra, tampoco. Pero ¿cómo llamabas a alguien que había sido abducida por un sympahth, forzada a concebir y después obligada por la biología a cargar con el resultado de la tortura?

Nombre y apellido: Lo Siento. 

Mientras No'One se movía nerviosamente, la capucha que cubría su rostro se mantenía en su lugar.

—Buenas noches, ¿cómo te encuentras?

El inglés sonaba inseguro en labios de su madre, sugiriendo que la hembra se hubiera manejado mejor hablando en el Idioma Antiguo. Y la reverencia que le dedicó, totalmente innecesaria, estaba algo inclinada hacia un lado, probablemente por la herida que fuera que causó su andar desigual.

La esencia que emanaba no tenía nada que ver con Chanel. A menos que recientemente le hubieran añadido un toque de Tragedia.

—Estoy bien —mejor intenta con inquita y aburrida—. ¿A dónde vas?

—A recoger el salón.

Xhex se guardó su gesto de no-vayas-ahí. Fritz no dejaba a nadie que no fueran los otros doggen levantar un solo dedo en la mansión… y No'One que, a pesar de que había venido para atender a Payne, estaba alojada en una de las habitaciones de invitados, comiendo en la misma mesa que los Hermanos y era aceptada como la madre de una de las shellans… no entraba en la categoría de sirvienta de ninguna manera.

—Seh, ah… Te gustaría… —¿hacer qué? Se preguntó Xhex. ¿Qué podían ellas dos hacer juntas? Ella era una guerrera, su madre… un fantasma con sustancia. No es que tuvieran mucho en común.

—Está bien —dijo No'One con gentileza—. Estos momentos son incómodos…

Resonaron truenos en el vestíbulo, justo como si se hubieran formado nubes, relámpagos y hubiera empezado a llover a cántaros. Mientras No'One retrocedía, Xhex miró por encima de su hombro. ¿Qué cojones era…

Rhage, conocido como Hollywood, conocido como el Hermano más grande y bello, prácticamente saltó hasta la barandilla del segundo piso. Al aterrizar, su cabeza giró hacia ella, sus ojos neón en llamas.

—John Matthew llamó. Se ha liado parda en el muelle. Coge tus armas, nos vemos en la puerta principal en diez minutos.


—De puta madre —siseó Xhex, se dio la vuelta y dio una palmada.

Cuando volvió a dirigirse a su madre, la hembra estaba temblando, e intentando que no se le notara.

—Está bien —dijo Xhex—. Soy buena luchando. No van a hacerme daño.

Bonitas palabras. Excepto que eso no era de lo que la hembra estaba preocupada, ¿verdad?: su mapa emocional mostraba miedo… de Xhex.

Duh. Teniendo en cuenta que era una symphath mestiza es obvio que No'One siempre pensaría en “peligrosa” antes que en “hija”.

—Te dejaré a solas —dijo Xhex—, no te preocupes.

Mientras trotaba de vuelta a su dormitorio, no podía ignorar el hecho de que su pecho la estaba matando. Pero bueno, había otras cosas que no podía ignorar. Su madre no la había querido en su vida.

Y aún no lo hacía.

Pero quién podía culparla.




***


Por debajo del borde de la capucha de su túnica, No'One observó a la alta, fuerte y despiadada hembra a la que había dado a luz apresurarse a luchar contra el enemigo.

Xhexania no parecía inmutarse ante la idea de que estaría enfrentándose a un peligroso restrictor. De hecho, esa expresión de satisfacción que había cruzado su rostro ante la orden del Hermano sugería que lo disfrutaría.

Las rodillas de No'One fallaron mientras pensaba sobre lo que había traído al mundo, esta hembra con poder en sus miembros y venganza en su corazón. Ninguna hembra de la glymera respondería de esa manera, pero bueno, nunca se les preguntaría tampoco.

Sin embargo, el sympahth estaba en su hija.

Querida Virgen Escriba…

Y aún así, mientras Xhexania se daba la vuelta, había escondido una expresión rápidamente.

No'One se apresuró a seguirla, cojeando pasillo abajo hasta la habitación de su hija. Cuando llegó a la pesada puerta, tocó suavemente.

—Ey.

—Lo siento.

No hubo ninguna reacción. Eso decía bastante.

—¿Por qué?

—Sé lo que es que tus padres no te quieran. No quiero que tú…

—Está bien —Xhexania se encogió de hombros—. No es como si no supiera de dónde vienes.

—Yo…

—Escucha, tengo que prepararme. Pasa si quieres, pero estás sobre aviso: no voy a vestirme para tomar el té.

No’One dudó un momento en el umbral. Dentro, estaba claro que la habitación se usaba bien. La cama estaba revuelta, había pantalones de cuero encima de sillas, dos pares de botas en el suelo, un par de vasos de vino en una mesita cerca de un diván. Por todas partes la esencia de vinculación de un macho hecho y derecho, oscura y sensual, permanecía en el aire.

Permanecía en la propia Xhexania.

Hubo una serie de clics y No'One miró más allá de la puerta. En el armario, Xhexania estaba arreglando algún tipo de arma con muy mal aspecto. Era totalmente competente, deslizándola en una funda bajo su brazo y luego sacando otra. Y luego estaban las balas y el cuchillo…

—No vas a sentirte mejor acerca de mí solo por quedarte ahí parada.

—No he venido por mí.

Eso hizo que sus manos pararan…

—¿Por qué entonces?

—Vi la expresión en tu cara. No quiero eso para ti.

Xhexania alcanzó una chaqueta de cuero y maldijo mientras se ponía la cosa.

—Mira, mejor no finjamos que ninguna de las dos quería que naciera, ¿vale? Te absuelvo, me absuelvo, fuimos las víctimas, blah, blah, blah. Tenemos que dejar eso claro y seguir adelante, cada una por su camino.

—¿Estás segura de que eso es lo que quieres?

La hembra se quedó de piedra, luego entrecerró los ojos.

—Sé lo que hiciste. La noche de mi nacimiento.

No'One dio un paso atrás.

—¿Cómo…

Xhexania se señaló el pecho.

—Sympahth, ¿recuerdas? —la guerrera se acercó, su paso como el de un depredador—. Eso significa que veo dentro de la gente… así que puedo sentir el miedo que tienes ahora. Y los remordimientos. Y el dolor. Ahí de pie frente a mí es como si estuvieras de vuelta al momento en que todo pasó… y sí, sé que preferiste enterrarte una daga en el vientre antes que tener que afrontar un futuro conmigo. Así que, como dije, ¿por qué simplemente no nos ignoramos y nos ahorramos todo el lío?

No'One alzó su barbilla.

—Desde luego, eres una mestiza.

Unas cejas oscuras se alzaron.

—¿Perdona?

—Solo sientes una porción de lo que siento por ti. O quizás es que no deseas reconocer, por razones que te son propias, que pueda preocuparme por ti.

A pesar de que la hembra estaba armada hasta los dientes, de repente parecía vulnerable.

—No sesgues posibles caminos para nosotras tu feroz auto-protección —susurró No'One—. No tenemos que forzar la cercanía si no está ahí, pero no le impidamos florecer si queda alguna oportunidad. Quizás… quizás podrías decirme si hay alguna manera, por pequeña que sea, en que pudiera ayudarte esta noche. Podemos comenzar así… y ver cómo va desarrollándose.

Xhexanía comenzó a pasearse por la habitación, su duro cuerpo parecido al de un macho, su atuendo parecido al de un macho, su energía masculina. Paró cuando estaba en frente del armario y, tras un momento, dejó entrever las faldas del vestido rojo que Tohrment le había dado para la noche de su emparejamiento.

—¿Has limpiado el satén? —preguntó No'One—. No es que esté sugiriendo que lo hayas manchado, pero la tela delicada tiene que tratarse con cuidado para ser preservada.

—No tendría ni idea de cómo hacer eso.

—¿Me permitirías hacerlo por ti?

—Estará bien…

—Por favor, permíteme.

Xhexania la miró y en voz baja dijo:

—¿Por qué, en el nombre de Dios, querrías hacer eso?

La verdad era tan simple como cuatro palabras. Tan compleja como todo un idioma.

—Eres mi hija. 

*Nota: un GRACIAS enorme a Neï, que se ha encargado de traducir este capítulo



TRES

De vuelta al centro de Caldwell, Tohr ignoró el frío y los dolores, así como el agotamiento que le acosaba y perseguía una vez más: el olor a sangra fresca de lesser zumbó a través de él, como la cocaína en su sistema, y le dio fuerzas para seguir adelante. 

Detrás de él, escuchaba a los otros dos muy cerca y sabía que no iban a buscar al enemigo –pero buena puta suerte tratando de llevarlo de vuelta a la mansión. El amanecer era la única cosa que podría conseguirlo. 

Además, cuánto más se agotase, mayor probabilidad tenía en realidad de dormir durante una o dos horas. 

Cuando giró la esquina de un callejón, sus shitkickers derraparon al detenerse. Frente a él, siete lessers estaban rodeando a un par de luchadores, pero los del centro no eran ni Z y Phury, ni V y Butch, ni Blaylock y Rhage. 

El de la izquierda tenía en las manos una guadaña. Una guadaña enorme y tremendamente afilada. 

—Hijo de puta –murmuró Tohr.

El macho con la hoja curva tenía los pies plantados en la acera como si fuera un dios, con el arma a punto y una sonrisa de anticipación en su fea cara, como si estuviera a punto de sentarse frente a un banquete. Junto a él, había un vampiro que Tohr hacía eones que no veía y que no se parecía nada al tipo que una vez había conocido en el Viejo Continente. 

Parecía que Throe, hijo de Throe, había caído en malas compañías.

John y Qhuinn se detuvieron a ambos lados de él y el segundo estudió con la mirada al de la guadaña. 

—Dime que no es nuestro nuevo vecino.

—Xcor.

—¿Nació con esa jeta o alguien se lo hizo?

—Quién sabe.

—Bueno, si se supone que es por una rinoplastia, necesita un cirujano plástico nuevo.

Tohr miró a John.

—Llama para que no vengan.

¿Perdona?, señaló el chico. 

—Sé que has enviado un mensaje a los Hermanos que están en la casa. Diles que fue un error. Ahora mismo –cuando John empezó a discutir, cortó la conversación—. ¿Quieres que haya una guerra aquí? Viene la Hermandad, él les dice cabrones y, de repente, nos encontramos en un lío sin ningún tipo de estrategia. Vamos a encargarnos de esto por nosotros mismos… Lo digo jodidamente en serio, John. Me he ocupado de estos muchachos antes. Tú no. 

Cuando la dura mirada de John se encontró con la suya propia, Tohr tuvo la sensación, como siempre, de que ellos habían estado juntos en situaciones como éstas hacía tiempo, mucho más que tan sólo los últimos meses.

—Tienes que confiar en mí, hijo. 

La respuesta de John fue modular una maldición, coger el móvil y empezar a golpear las teclas. 

Y en ese momento, Xcor se dio cuenta de que había visita. A pesar del número de lessers que tenía frente a él, se echó a reír.

—Son los Hermanitos de la Daga Negra… y justo a tiempo para salvarnos. ¿Queréis que nos arrodillemos?

Los asesinos se volvieron… gran error. Xcor no perdió ni un momento, con un barrido giratorio golpeó a dos de ellos en la parte baja de la espalda. Ése fue su golpe libre. Cuando el par cayó al suelo, los otros se dividieron en dos bandos: uno para Xcor y Throe, otro para Tohr y sus chicos.

Tohr soltó un rugido y se lanzó al ataque con sus propias manos, saltando hacia delante y bloqueando al primer asesino que alcanzó. Fue a por la cabeza, agarrándola fuerte, y le golpeó con su rodilla, partiéndole la cara al cabrón. Luego se la giró y lanzó el cuerpo laxo al lado de un contenedor de basura. 

Cuando el sonido se desvaneció, Tohr se enfrentó con el siguiente. Hubiese preferido seguir con los puños, pero no iba a joderse: en el otro extremo del callejón, siete novatos más caían, como serpientes de un árbol, frente a la valla de alambre. 

Sacó los puñales, asentó sus botas en el pavimento y pensó en una estrategia ofensiva para los recién llegados. Tío… podías decir lo que quisieras sobre la ética de Xcor, sus habilidades sociales y su idoneidad para GQ, pero el hijoputa sabía luchar. Balanceaba la guadaña como si pesara menos de medio kilo y tenía la habilidad de golpear a distancia –partes de lesser volaban por todas partes, unas manos, una cabeza, un brazo. El cabrón era increíblemente eficaz y Throe tampoco era un incompetente.

Contra todo pronóstico, y la elección de cualquiera de ellos, Tohr y su equipo cayeron en una sincronía con los bastardos: Xcor conducía la primera ronda al final del callejón, mientras su lugarteniente mantenía la segunda ola en su lugar, cerrándoles el paso. Después Tohr, John y Qhuinn se encargaban de la marea, uno por uno los otros asesinos eran enviados a los brutalmente heridos.

Aunque al principio había sido una exhibición, ahora se trataba de trabajar. Xcor no estaba haciendo ningún movimiento llamativo con su ancha hoja; Throe no estaba yendo de un lado a otro; John y Qhuinn estaban imparables.

Y Tohr estaba inmerso en la venganza. 

Éstos no eran más que nuevos reclutas, por lo tanto no estaban ofreciendo mucha competencia. La cantidad, sin embargo, era tal que podría llegar a convertirse en…

Un tercer escuadrón apareció por encima de la valla. 

Cuando aterrizaron uno tras otro en el pavimento, Tohr lamentó su orden a John. Que había sido por venganza. A la puta mierda lo de evitar el enfrentamiento entre la HDN y la Banda de Bastardos; lo que él había querido era guardarse los lessers para sí mismo. ¿El resultado? Había puesto a John y a Qhuinn en peligro. Xcor y Throe… ellos podían morir esta noche, mañana, dentro de un año, le daba igual. Y en cuanto a sí mismo… bueno, se puede saltar de un puente de mil formas distintas. 

¿Pero sus chicos…? Merecían vivir. John era el hellren de alguien ahora. Y Qhuinn tenía toda la vida por delante.

No era justo que por su deseo de matar los pusiese demasiado pronto en la tumba. 


Xcor, hijo de padre desconocido, tenía a su amante en las manos. Su guadaña era la única con la que había estado y esta noche, mientras se enfrentaba contra lo que había comenzado con siete enemigos, que habían aumentado a catorce, y luego a veintiuno, ella le estaba pagando su lealtad con un rendimiento sin precedentes.

Mientras avanzaban juntos, ella era una extensión de sus brazos. No era un soldado con un arma; unidos, ambos eran una bestia con mandíbulas poderosas. Y mientras luchaban, sabía que esto era lo que había echado en falta. Ésta era la razón por la que había cruzado el océano hasta el Nuevo Mundo: encontrar una nueva vida en una nueva tierra en la que todavía había un montón de viejos enemigos que merecían la pena.

A su llegada, sin embargo, sus ambiciones habían identificado una meta aún más alta. Y eso significaba que los otros vampiros del callejón estaban en su camino.

En el extremo opuesto del callejón, Tohrment, hijo de Hharm, era algo digno de ver. Por mucho que Xcor odiara admitirlo, el Hermano era un luchador increíble, esas dagas negras que se movían capturando la luz ambiente, esos brazos y esas piernas que cambiaban de posición tan rápido como un latido, ese equilibrio y ejecución… Pura perfección.

Si hubiese sido uno de los hombres de Xcor, el Hermano podría haber tenido que ser asesinado para que Xcor conservase su posición privilegiada: era un principio básico de liderazgo el que se eliminase a aquellos que presentaban un desafío potencial a la posición de uno… aunque eso no significaba que su banda estuviese formada por incompetente –después de todo, se tenía que eliminar a los débiles también.

El Sanguinario le había enseñado eso y mucho más.

Por lo menos algunas cosas habían demostrado no ser mentira. 

Sin embargo nunca habría un lugar para alguien como Tohrment en su Banda de Bastardos: ese Hermano y los suyos no se ganaban la comida, mucho menos cualquier asociación profesional. 

Aunque esa noche por poco tiempo estaban luchando unidos. Mientras la pelea avanzaba, Throe y él terminaron cooperando con los Hermanos, mandándoles lessers en pequeños grupos, que eran devueltos al Omega por los otros tres. 

Dos Hermanos, o candidatos a la Hermandad, estaban con Tohr, y ambos eran más grandes que él. De hecho, Tohrment, hijo de Hharm, no estaba tan ancho como lo había sido. ¿Quizá se estaba recuperando de una lesión reciente? No importaba la causa, Tohr había elegido sabiamente a los que le respaldaban. El de la derecha era un macho enorme, del tamaño que demostraba que el programa de reproducción de la Virgen Escribana había tenido éxito. El otro era más esbelto y vertical que Xcor y sus hombres –eso no quería decir que fuese pequeño. Ambos luchaban sin problemas ni vacilación, sin mostrar miedo.

Cuando finalmente terminaron, Xcor respiraba con dificultad y sentía los antebrazos y los bíceps entumecidos por el esfuerzo. Todos los que tenían colmillos estaban de pie. Todos los que tenían sangre negra en las venas se habían ido, enviados de vuelta a su malvado creador.

Los cinco permanecieron en sus posiciones, las armas todavía en la mano mientras jadeaban y buscaban con los ojos bien abiertos cualquier signo de agresión del otro lado. 

Xcor le echó una mirada a Throe y asintió muy ligeramente. Si habían llamados a otros de la Hermandad, no saldrían vivos de ese enfrentamiento. ¿Si estos tres atacaban? Él y su soldado tenían una oportunidad, pero habría heridos.

No había venido a Caldwell a morir. Había venido para ser rey.

—A pesar de todo fue un placer verte de nuevo, Torhment, hijo de Hhamn –anunció.

—¿Te despides tan pronto? —respondió el Hermano.

—¿Crees que voy a inclinarme ante ti?

—No, eso requeriría de clase. 

Xcor sonrió fríamente, enseñando los colmillos mientras éstos se alargaban. Su carácter recibió un jaque mate por parte de su autocontrol –y el que él ya hubiese empezado a trabajar en la glymera…

—A diferencia de la Hermandad, nosotros los humildes soldados realmente trabajamos durante la noche. Así que en vez de besar el anillo de la anticuada tradición, vamos a buscar y a eliminar más enemigos. 

—Sé por qué estás aquí, Xcor.

—¿Lo sabes? ¿Lees la mente?

—Vas a conseguir que te maten.

—En efecto. O quién sabe si tal vez será al revés.

Tohrment meneó la cabeza lentamente.

—Considera esto como una advertencia amistosa. Vete por donde has venido antes de caminar directamente hacia una muerte prematura.

—Me gusta donde estoy. El aire es fresco en este lado del océano. Por cierto, ¿cómo está tu shellan?

La fría oleada que se levantó era lo que quería: había oído enrevesados rumores sobre que la hembra Wellesandra había sido asesinada hacía un tiempo en la guerra y él era capaz de utilizar cualquier arma que tenía para deshacerse del enemigo. 

Y el disparo fue bueno. Inmediatamente, los armarios roperos a cada lado del Hermano se adelantaron y lo sujetaron. Pero no habría pelea o discusión. No esta vez. 

Xcor y Throe se desmaterializaron, dispersándose en la fría noche de primavera. No estaba preocupado por si le seguían. Ese par iba a asegurarse de que Tohr estuviese bien, lo que significaba que iban a disuadirlo de un impulso airado y no-pensado que podría posiblemente provocar una emboscada. 

Ellos no tenían forma de saber que él no podría acceder al resto de sus tropas.

Throe y él recuperaron su forma en la parte superior del rascacielos más alto de la ciudad. Sus soldados y él siempre habían tenido un punto de encuentro para que la banda pudiese reunirse de vez en cuando durante la noche, y esta torre de la azotea no sólo era fácilmente visible desde todos los cuadrantes del campo de batalla; parecía acertada. 

A Xcor le gustaba la vista desde lo alto.

—Necesitamos móviles –dijo Throe por encima del estruendo del viento.

—¿Los necesitamos?

—Ellos tienen.

—¿Te refieres al enemigo?

—Sí. Ambos —cuando Xcor no dijo nada, su mano derecha murmuró—: Ellos tienes formas de comunicación…

—Que nosotros no requerimos. Si te permites confiar en esas cosas, se convierten en un arma contra ti. Lo hemos hecho muy bien sin dicha tecnología desde hace siglos.

—Y ésta es una nueva era en un nuevo lugar. Las cosas son diferentes aquí. 

Xcor miró por encima de su hombro, perdiendo la panorámica de la ciudad, para mirar a su segundo al mando. Throe, hijo de Throe, era un buen ejemplo de cuna, unos rasgos perfectos y un cuerpo magnífico que, gracias a las lecciones de Xcor, ahora ya no era meramente decorativo, sino también útil: lo cierto era que había crecido mucho durante los años, finalmente se había ganado el derecho de llamarse a sí mismo macho.

Xcor sonrió friamente.

—Si las tácticas y los métodos de los Hermanos son tan buenos, ¿por qué fue asaltada la Raza?

—Las cosas suceden.

—Y a veces son resultado de un error fatal —Xcor volvió a examinar la ciudad—. Podrías considerar la facilidad con que dicho error puede producirse.

—Sólo estoy diciendo…

—Éste es el problema con la glymera: siempre buscan el camino fácil. Pensé que había sacudido esa tendencia de ti hace años. ¿Necesitas que te lo refresque?

Cuando Throe cerró la jodida boca, Xcor sonrió más ampliamente.

Centrándose en la panorámica de Caldwell, supo que, aunque la noche fuese oscura, su futuro era realmente brillante. 

Y lo pavimentaría con los cuerpos de la Hermandad.

*Nota: nuevamente pido disculpas de antemano por cualquier error.

6 comentarios :

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